Luego de su retiro del Paseo de la Reforma, los troncos removidos de la icónica palma regresarán a su glorieta, pero convertidos en obra de arte.

En el centro de Manejo Fitosanitario del Vivero Nezahualcóyotl, donde se manejan plagas, de la Secretaría del Medio Ambiente fue llevado el tronco de 22 metros de largo, seccionado en tres partes. Se le administró un químico especial para matar el hongo que tiene.

Afuera se quedó la corona, con el follaje, que es lo que tiene el mayor daño, con ella se hará composta.

“Tenemos pensado poder reutilizar cuándo plantemos el otro árbol reincorporar un poco de lo que se extrajo de la palma, regresar un poquito de ella, para que ayude a crecer el nuevo ejemplar que se decida establecer”, dijo Isidro Recillas, técnico de la Sedema.

Con los troncos se tiene planeado hacer una obra de arte, que sería colocada en la misma glorieta de la Palma, que, por cierto, dice la gente no se le dejará de llamar así, aunque ya no esté la palmera.

Además, está abierta la consulta pública para decidir qué árbol va a sustituirla.

Los especialistas atribuyen su muerte a dos factores: a que tenía más de 100 años de vida y al hongo que la atacó, que se llama rosado rojo.

“Esta palmera debe de tener alrededor de 120 años, entonces pues según los especialistas es una edad bastante considerable para una palmera en el ecosistema de la Ciudad de México, sobre todo que estamos a 2 mil 400 metros y la zona de origen de esta palmera es mucho menos”, reiteró Roberto Quintero, Ingeniero Agrónomo de la Sedema.

Pero lo que los sorprendió es que creció más que sus iguales en las Islas Canarias de donde es originaria.

“El tamaño rebasó que lo que la palma canaria en su contexto original crece, está sí se disparó bastante”, afirmó Isidro. Creció, dicen, entre 2 y 3 metros más.